«Durante mucho tiempo —diez años, por lo menos— había querido escribir una epopeya fantástica como El señor de los anillos, solo que en un escenario estadounidense. Pero no sabía cómo hacerlo. Entonces, poco a poco, después de que mi mujer, mis hijos y yo nos mudáramos a Boulder, Colorado, vi un segmento de 60 minutos [un programa televisivo] sobre la guerra química-biológica. Nunca olvidé las horribles imágenes de los ratones de prueba estremeciéndose, convulsionando y muriendo, todo ello en veinte segundos o menos. Eso me recordó un vertido químico en Utah que mató a un grupo de ovejas (eran botes que iban de camino a algún cementerio; se cayeron del camión y se rompieron). Recordé que un periodista dijo: “Si los vientos hubieran soplado en sentido contrario, ahí estaba Salt Lake City”. Este incidente sirvió más tarde de base para una película llamada Furia, protagonizada por George C. Scott, pero antes de que se estrenara, yo estaba metido de lleno en The Stand, escribiendo por fin mi epopeya de fantasía ambientada en unos Estados Unidos diezmados por la peste. Solo que en lugar de un hobbit, mi héroe era un tejano llamado Stu Redman, y en lugar de un Señor Oscuro, mi villano era un despiadado y loco vagabundo sobrenatural llamado Randall Flagg. La tierra de Mordor (“donde yacen las sombras”, según Tolkien) fue representada por Las Vegas». —Stephen King